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Con un Estudiantes dueño de la pelota pero con un Boca mucho más preciso, el equipo del Vasco dejó atrás el invicto del entrenador y cayó sin atenuantes frente al último campeón por 3-0. El uruguayo Silva fue la figura de los dirigidos por Falcioni, que se rencontraron en el Ciudad de La Plata con lo más alto de la tabla en la octava fecha de este Clausura.
Difícil para cualquier analista explicar que Estudiantes perdió jugando de esta forma, siendo protagonista. Más complicado de explicar es que la derrota fue tres a cero. ¿Cómo transcribir en palabras que el equipo de Azconzábal fue el dominador del partido y entonces, Boca ganó clara y merecidamente?
Estudiantes llegaba a la cita puntero y con el retorno ilustre de su máxima estrella. Boca, escolta y último campeón, asomaba como la primera gran amenaza al invicto de Azconzábal como entrenador (16 partidos) y como principal competidor en la lucha por el titulo. La previa del partido asomaba picante y así lo entendió la gente, que acudió en masa al Único con el sueño de ver a su equipo otra vez en lo más alto. Y el Pincha entendió el contexto y de entrada mostró sus credenciales. A los 2 minutos, el tándem derecho Mercado-González combinó por derecha para que el ex Palermo, Inter y Porto enviase un centro a media altura que no encontró a Boselli con el taco y que finalmente Verón remató por arriba del travesaño. Boca parecía no estar preparado para encontrase con un puntero tan atrevido desde entrada y veía pasar la pelota por delante suyo con total impotencia.
Pero de un comienzo casi perfecto, Estudiantes tuvo ese fatal descuidó de todos los partidos, y eso, ante un rival de tanta jerarquía, se paga con goles en contra. De un saque de banda derecho, el Xeneize consiguió llegar al área, y Silva, que venía peleado con el gol, se reconcilió ante un rival que lo tiene marcado como enemigo: Media vuelta cruzada, imposible para Andújar. Mazazo a la ilusión pincharrata, que vio su castillo de naipes desmoronarse ante el primer soplido.
Así, con un Pincha preso del estupor, el equipo de Falcioni pudo haber ampliado su ventaja en los pies de Ledesma, que tras una contra colectiva, remató cruzado y Andújar en una soberbia atajada evitó una nueva caída de su valla. Lamentablemente para el golero de la selección nacional, minutos después, a los 23, Ledesma encontraría revancha y festejaría frente a la tribuna bostera, tras un esquinado remate que Andújar no logró desviar.
Pudo haber empatado Estudiantes dos minutos antes, cuando Mariano González empalmó con calidad un centro desde la izquierda de un activo pero individualista Enzo Pérez y la pelota pasó cerca del ángulo defendido por Agustín Orión. Fue precisamente el ex golero pincha (reconocido por la dirigencia y la parcialidad albirroja antes del partido) quien le ahogó a Gastón Fernández su mejor intervención en el partido, cuando el rubio delantero recibió de Boselli dentro del área e intento pinchar la pelota por sobre la humanidad de Orión, quien descolgó con mucho esfuerzo. Una jugada llena de calidad y potrero de la Gata, que extrañamente solo mostró rebeldía cuando le tocó salir del campo.
El primer tiempo transcurrió entonces con un Estudiantes dueño de las acciones y las jugadas combinadas, pero absolutamente escaso de reales recursos en ofensiva para descontar la importante diferencia que había abierto Boca en el marcador.
Ya en el complemento, Boca se mostró mucho más cómodo con el transcurso de las cosas y cedió en la presión desde atrás de la mitad de la cancha, dejando que Estudiantes haga el desgaste y aprovechando inteligentemente el contra ataque, el arma que mejor pulida tienen los de Falcioni cuando Riquelme no está en cancha. Y en ese contexto, Boca se desenvolvió mejor. El Pincha se mantuvo dueño del control de la pelota pero nunca pudo ejercer el rol de las acciones, y a pesar de hilvanar jugadas de hasta 15 toques, Boca amplió su ventaja después de despilfarrar otro contragolpe a manos de Andújar.
Así, tras una gran jugada y posterior asistencia de Silva, por arriba de la estática defensa Pincha, Mouche selló el marcador a los 22 minutos. Azconzábal intentaría dar vuelta las cosas con los ingresos de Carrillo y Mauro Fernández, pero solo el oriundo de Magdalena protagonizó una jugada de peligro en favor del conjunto albirrojo, cuando cabeceó sin marcas un centro de Enzo Peréz y la pelota se perdió cerca del palo Xeneize.
No hubo más tiempo en La Plata, y de haberlo habido, difícilmente Estudiantes podría haber acortado diferencias. Aunque el juego colectivo no fracasó, las individualidades que tantas alegrías le dieron a su gente no brillaron y eso, ante un rival que fue práctico, certero e inteligente, fue un contratiempo imposible de solventar.
Difícil para cualquier analista explicar que Estudiantes perdió jugando de esta forma, siendo protagonista. Más complicado de explicar es que la derrota fue tres a cero. ¿Cómo transcribir en palabras que el equipo de Azconzábal fue el dominador del partido y entonces, Boca ganó clara y merecidamente?
Estudiantes llegaba a la cita puntero y con el retorno ilustre de su máxima estrella. Boca, escolta y último campeón, asomaba como la primera gran amenaza al invicto de Azconzábal como entrenador (16 partidos) y como principal competidor en la lucha por el titulo. La previa del partido asomaba picante y así lo entendió la gente, que acudió en masa al Único con el sueño de ver a su equipo otra vez en lo más alto. Y el Pincha entendió el contexto y de entrada mostró sus credenciales. A los 2 minutos, el tándem derecho Mercado-González combinó por derecha para que el ex Palermo, Inter y Porto enviase un centro a media altura que no encontró a Boselli con el taco y que finalmente Verón remató por arriba del travesaño. Boca parecía no estar preparado para encontrase con un puntero tan atrevido desde entrada y veía pasar la pelota por delante suyo con total impotencia.
Pero de un comienzo casi perfecto, Estudiantes tuvo ese fatal descuidó de todos los partidos, y eso, ante un rival de tanta jerarquía, se paga con goles en contra. De un saque de banda derecho, el Xeneize consiguió llegar al área, y Silva, que venía peleado con el gol, se reconcilió ante un rival que lo tiene marcado como enemigo: Media vuelta cruzada, imposible para Andújar. Mazazo a la ilusión pincharrata, que vio su castillo de naipes desmoronarse ante el primer soplido.
Así, con un Pincha preso del estupor, el equipo de Falcioni pudo haber ampliado su ventaja en los pies de Ledesma, que tras una contra colectiva, remató cruzado y Andújar en una soberbia atajada evitó una nueva caída de su valla. Lamentablemente para el golero de la selección nacional, minutos después, a los 23, Ledesma encontraría revancha y festejaría frente a la tribuna bostera, tras un esquinado remate que Andújar no logró desviar.
Pudo haber empatado Estudiantes dos minutos antes, cuando Mariano González empalmó con calidad un centro desde la izquierda de un activo pero individualista Enzo Pérez y la pelota pasó cerca del ángulo defendido por Agustín Orión. Fue precisamente el ex golero pincha (reconocido por la dirigencia y la parcialidad albirroja antes del partido) quien le ahogó a Gastón Fernández su mejor intervención en el partido, cuando el rubio delantero recibió de Boselli dentro del área e intento pinchar la pelota por sobre la humanidad de Orión, quien descolgó con mucho esfuerzo. Una jugada llena de calidad y potrero de la Gata, que extrañamente solo mostró rebeldía cuando le tocó salir del campo.
El primer tiempo transcurrió entonces con un Estudiantes dueño de las acciones y las jugadas combinadas, pero absolutamente escaso de reales recursos en ofensiva para descontar la importante diferencia que había abierto Boca en el marcador.
Ya en el complemento, Boca se mostró mucho más cómodo con el transcurso de las cosas y cedió en la presión desde atrás de la mitad de la cancha, dejando que Estudiantes haga el desgaste y aprovechando inteligentemente el contra ataque, el arma que mejor pulida tienen los de Falcioni cuando Riquelme no está en cancha. Y en ese contexto, Boca se desenvolvió mejor. El Pincha se mantuvo dueño del control de la pelota pero nunca pudo ejercer el rol de las acciones, y a pesar de hilvanar jugadas de hasta 15 toques, Boca amplió su ventaja después de despilfarrar otro contragolpe a manos de Andújar.
Así, tras una gran jugada y posterior asistencia de Silva, por arriba de la estática defensa Pincha, Mouche selló el marcador a los 22 minutos. Azconzábal intentaría dar vuelta las cosas con los ingresos de Carrillo y Mauro Fernández, pero solo el oriundo de Magdalena protagonizó una jugada de peligro en favor del conjunto albirrojo, cuando cabeceó sin marcas un centro de Enzo Peréz y la pelota se perdió cerca del palo Xeneize.
No hubo más tiempo en La Plata, y de haberlo habido, difícilmente Estudiantes podría haber acortado diferencias. Aunque el juego colectivo no fracasó, las individualidades que tantas alegrías le dieron a su gente no brillaron y eso, ante un rival que fue práctico, certero e inteligente, fue un contratiempo imposible de solventar.