Índice
En un partido con poco para destacar, Estudiantes fue un manojo de imprecisiones y carencias y cayó en su visita a Barrio Alberdi por 2-1, con dos goles de Esteban González. Boselli había puesto en ventaja al Pincha, que vio por primera vez en la era Azconzábal como un rival revertía un resultado a su favor y ahora acumula dos derrotas consecutivas, transcurridas las primeras nueve fechas del Clausura 2012. Desábato vio la roja.
Difícil semana de trabajo afrontará el técnico albirrojo, que con la derrota ante Boca había cargado con un sinfín de cuestionamientos (la mayoría de ellos, desmedidos) y que ahora encabezará un grupo de trabajo golpeado anímicamente y con medidas tácticas a tomar. Dos derrotas consecutivas que ponen a Azconzábal no en el ojo de la tormenta (nada más lejos de este sitio que dramatizar fatalidades de presente deportivo) pero si como centro de epicentros estratégicos a aclarar. Las variantes que introdujo el Vasco posteriores a la expulsión de Desábato no fueron responsables directamente de los goles celestes, pero si concluyen irremediablemente en el resultado final.
El partido asomó cargado de imprecisiones y pases al equipo contrario, y en ese desorden, Estudiantes se adaptó mejor a las circunstancias en los pies de su jugador más claro. A los tres minutos, Gastón Fernández recibió cerca del área y tras enganchar para el medio, ejecutó un violento remate que Olave desvío al córner con gran esfuerzo. Un gran recurso del ex Tigres para patear desde lejos, déficit de Estudiantes a lo largo del corriente torneo.
Lejos de las áreas, el partido se repetía en errores de ambos lados, lo que impedía acercarse a las áreas custodiadas por Andújar y Olave. Matías Sánchez recuperaba pero cedía la pelota a los rivales, que a su vez dilapidaban todo potencial ataque en los pies de Benítez y una vez más del petiso Sánchez. Ni Mariano González ni Enzo Pérez lograban imponerse por las bandas y la situación obligó a Benítez a adelantarse en pos de mantener la pelota, con diversos resultados a favor y en contra del conjunto albirrojo. Aun así, Fernández se las ingenió de nuevo para generar peligro en el conjunto pirata, repitiendo el disparo desde lejos y obligando a Olave a otorgarle un nuevo córner a la visita.
De ese mismo córner, los dirigidos por Azconzábal encontraron la ventaja, cuando el ex golero de Gimnasia, Murcia y River rechazó corto el centro de Benítez y fue Boselli quien corrigió a la red un disparo de Cellay. Apenas transcurrido un cuarto del primer tiempo, Estudiantes se hacía con una ventaja rápida ante un rival difícil y en esas condiciones, el visitante disminuyó el ritmo de su ofensiva.
Así, los dirigidos por Zielinski se adelantaron en el campo y generaron algunas oportunidades de peligro, sofocadas por Andújar primero (seguro ante un disparo cruzado de Pereyra) y por su falta de puntería después, cuando Silvera cabeceó apenas desviado mientras le cometía a Mercado una falta que el arbitro Loustau nunca advirtió.
Pudo haber aumentado el Pincha, y quizá en ese contexto, el análisis sería diferente. Porque cuando el primer tiempo se moría, un centro desde la izquierda encontró la cabeza de Desábato, que cruzó la pelota lejos de Olave, que no podía hacer nada y Maldonado sobre la línea ahuyentó lo que pudo haber sido el gol visitante.
En ese paradójico desorden del primer tiempo, Estudiantes se acomodó mejor y su victoria parcial era una sentencia poco discutible.
En el segundo tiempo, el trámite fue diferente ya que quien tuvo la primera acción de peligro fue Belgrano y no la desaprovechó. Falta por izquierda de Iberbia delante del mediocampo. De la ejecución, Pérez saltó más que todos para darle a la pelota destino de travesaño y González, ante la ausencia de respuesta de Andújar y el grueso de los jugadores albirrojos dentro del área (solo Mercado atinó a defender la parada), empujó el regalo de la defensa Pincha y empató un partido que para el Celeste asomaba complicado.
Apenas pasados los 15 minutos de la segunda etapa, tras un córner local, Desábato y Silvera forcejearon y tras discutir ampulosamente desde el suelo, Loustau mostró la roja para ambos dejando a sendos equipos con diez jugadores. Y en esos instantes de desconcierto y empujones, Zielinski leyó mejor el trámite. Porque Azconzábal apostó a conservar una solidez defensiva que en Córdoba no existió manteniendo la línea de cuatro defensores, relegando a la Gata Fernández una vez más al banco de suplentes y saltando al campo Sarulyte a completar la saga. Así mismo, Mauro Fernández ingresó por un apático Enzo Pérez para reforzar ahora la franja derecha. En el mismo instante, a diferencia del visitante, el técnico Pirata apostó por el ingreso de Marco Pérez para alimentar a un Pereyra que quedaba solo frente a la renovada saga albirroja y en el mano a mano, la velocidad del colombiano culminó por ser un arma ofensiva difícil de desbaratar.
Así, los cruces visitantes al campo de Belgrano se transformaron en esporádicos. A los 24´, Mauro Fernández recuperó una pelota en tres cuartos de cancha y tras dejar atrás a dos hombres celestes, fue embestido por el Chiqui Pérez en la puerta del área, en una jugada que dejó dudas sobre la sanción al hombre de Belgrano. Mariano González se hizo cargo del tiro libre y ejecutó un disparo a media altura que picó cerca del palo defendido por Olave. En contrapartida, el conjunto cordobés tuvo en los pies de Pereyra primero, quien desparramó a Iberbia pero definió suave ante Andújar, y en los de Pérez después (gran atajada del ex Catania ante una tibia definición del colombiano) la posible amplitud de su marcador.
Finalmente, a los 38 minutos, Cellay perdió ante el desmarque de Pérez sobre la raya final izquierda del área Pincha y lo bajó de atrás. Mancuello ejecutó un tiro libre que fue desactivado por Boselli pero en el rebote, el ex Independiente reinició el peligro y esta vez Andújar falló en el calculo, fortuita situación que aprovechó otra vez González para darle al marcador cifras definitivas.
Estudiantes intentó con la pelota en los pies, pero no pudo con su propia incapacidad y el tiempo apremiante. Una incapacidad propia no solo de ausencia de juego, sino de una alarmante falta de actitud, problema que parecía olvidado en el corriente año. Así, Estudiantes sumó su segunda derrota consecutiva y ve como sus ilusiones de campeonato naufragan ante un Pirata que asaltó su barco y se robó el preciado tesoro de los tres puntos, necesario botín para soñar con el Clausura.
Difícil semana de trabajo afrontará el técnico albirrojo, que con la derrota ante Boca había cargado con un sinfín de cuestionamientos (la mayoría de ellos, desmedidos) y que ahora encabezará un grupo de trabajo golpeado anímicamente y con medidas tácticas a tomar. Dos derrotas consecutivas que ponen a Azconzábal no en el ojo de la tormenta (nada más lejos de este sitio que dramatizar fatalidades de presente deportivo) pero si como centro de epicentros estratégicos a aclarar. Las variantes que introdujo el Vasco posteriores a la expulsión de Desábato no fueron responsables directamente de los goles celestes, pero si concluyen irremediablemente en el resultado final.
El partido asomó cargado de imprecisiones y pases al equipo contrario, y en ese desorden, Estudiantes se adaptó mejor a las circunstancias en los pies de su jugador más claro. A los tres minutos, Gastón Fernández recibió cerca del área y tras enganchar para el medio, ejecutó un violento remate que Olave desvío al córner con gran esfuerzo. Un gran recurso del ex Tigres para patear desde lejos, déficit de Estudiantes a lo largo del corriente torneo.
Lejos de las áreas, el partido se repetía en errores de ambos lados, lo que impedía acercarse a las áreas custodiadas por Andújar y Olave. Matías Sánchez recuperaba pero cedía la pelota a los rivales, que a su vez dilapidaban todo potencial ataque en los pies de Benítez y una vez más del petiso Sánchez. Ni Mariano González ni Enzo Pérez lograban imponerse por las bandas y la situación obligó a Benítez a adelantarse en pos de mantener la pelota, con diversos resultados a favor y en contra del conjunto albirrojo. Aun así, Fernández se las ingenió de nuevo para generar peligro en el conjunto pirata, repitiendo el disparo desde lejos y obligando a Olave a otorgarle un nuevo córner a la visita.
De ese mismo córner, los dirigidos por Azconzábal encontraron la ventaja, cuando el ex golero de Gimnasia, Murcia y River rechazó corto el centro de Benítez y fue Boselli quien corrigió a la red un disparo de Cellay. Apenas transcurrido un cuarto del primer tiempo, Estudiantes se hacía con una ventaja rápida ante un rival difícil y en esas condiciones, el visitante disminuyó el ritmo de su ofensiva.
Así, los dirigidos por Zielinski se adelantaron en el campo y generaron algunas oportunidades de peligro, sofocadas por Andújar primero (seguro ante un disparo cruzado de Pereyra) y por su falta de puntería después, cuando Silvera cabeceó apenas desviado mientras le cometía a Mercado una falta que el arbitro Loustau nunca advirtió.
Pudo haber aumentado el Pincha, y quizá en ese contexto, el análisis sería diferente. Porque cuando el primer tiempo se moría, un centro desde la izquierda encontró la cabeza de Desábato, que cruzó la pelota lejos de Olave, que no podía hacer nada y Maldonado sobre la línea ahuyentó lo que pudo haber sido el gol visitante.
En ese paradójico desorden del primer tiempo, Estudiantes se acomodó mejor y su victoria parcial era una sentencia poco discutible.
En el segundo tiempo, el trámite fue diferente ya que quien tuvo la primera acción de peligro fue Belgrano y no la desaprovechó. Falta por izquierda de Iberbia delante del mediocampo. De la ejecución, Pérez saltó más que todos para darle a la pelota destino de travesaño y González, ante la ausencia de respuesta de Andújar y el grueso de los jugadores albirrojos dentro del área (solo Mercado atinó a defender la parada), empujó el regalo de la defensa Pincha y empató un partido que para el Celeste asomaba complicado.
Apenas pasados los 15 minutos de la segunda etapa, tras un córner local, Desábato y Silvera forcejearon y tras discutir ampulosamente desde el suelo, Loustau mostró la roja para ambos dejando a sendos equipos con diez jugadores. Y en esos instantes de desconcierto y empujones, Zielinski leyó mejor el trámite. Porque Azconzábal apostó a conservar una solidez defensiva que en Córdoba no existió manteniendo la línea de cuatro defensores, relegando a la Gata Fernández una vez más al banco de suplentes y saltando al campo Sarulyte a completar la saga. Así mismo, Mauro Fernández ingresó por un apático Enzo Pérez para reforzar ahora la franja derecha. En el mismo instante, a diferencia del visitante, el técnico Pirata apostó por el ingreso de Marco Pérez para alimentar a un Pereyra que quedaba solo frente a la renovada saga albirroja y en el mano a mano, la velocidad del colombiano culminó por ser un arma ofensiva difícil de desbaratar.
Así, los cruces visitantes al campo de Belgrano se transformaron en esporádicos. A los 24´, Mauro Fernández recuperó una pelota en tres cuartos de cancha y tras dejar atrás a dos hombres celestes, fue embestido por el Chiqui Pérez en la puerta del área, en una jugada que dejó dudas sobre la sanción al hombre de Belgrano. Mariano González se hizo cargo del tiro libre y ejecutó un disparo a media altura que picó cerca del palo defendido por Olave. En contrapartida, el conjunto cordobés tuvo en los pies de Pereyra primero, quien desparramó a Iberbia pero definió suave ante Andújar, y en los de Pérez después (gran atajada del ex Catania ante una tibia definición del colombiano) la posible amplitud de su marcador.
Finalmente, a los 38 minutos, Cellay perdió ante el desmarque de Pérez sobre la raya final izquierda del área Pincha y lo bajó de atrás. Mancuello ejecutó un tiro libre que fue desactivado por Boselli pero en el rebote, el ex Independiente reinició el peligro y esta vez Andújar falló en el calculo, fortuita situación que aprovechó otra vez González para darle al marcador cifras definitivas.
Estudiantes intentó con la pelota en los pies, pero no pudo con su propia incapacidad y el tiempo apremiante. Una incapacidad propia no solo de ausencia de juego, sino de una alarmante falta de actitud, problema que parecía olvidado en el corriente año. Así, Estudiantes sumó su segunda derrota consecutiva y ve como sus ilusiones de campeonato naufragan ante un Pirata que asaltó su barco y se robó el preciado tesoro de los tres puntos, necesario botín para soñar con el Clausura.